Las tarjetas de crédito pueden ser muy beneficiosas. Con ellas podés comprar aquellos productos que querés y cuyo precio es más alto que el de tu liquidez. Y es que gracias al beneficio de las cuotas podés hacer compras y pagarlas de forma inteligente. Frente a las tarjetas están los préstamos rápidos. Estos últimos te permiten ver el efectivo en tus manos y podés hacer lo que querás con ellos. En esta nota te cuento más sobre ambos créditos.
Préstamos: para emergencias o gastos planeados
Los préstamos rápidos, los podés solicitar online o de forma presencial solo con tu documento de identidad. Estos son perfectos cuando tenés una emergencia y no podés esperar a pasar por un gran papeleo. También cuando tenés gastos planeados y sos capaz de pagar el préstamo en el menor tiempo posible (de esa manera se reducen los altos intereses).
Solicitarlos es muy fácil y es que por lo general son préstamos online a los que se accede tras llenar un formulario y con la condición de: contar con un buen historial crediticio, ser mayor de edad y tener un móvil a la mano, además de una cuenta bancaria.
Tarjetas de crédito: para gastos necesarios
Frente a los préstamos rápidos las tarjetas de crédito suelen tener intereses mayores por lo que al usarla se debe considerar los pagos en el menor tiempo posible para no aumentar la deuda. El mejor uso que le podés dar a una tarjeta de crédito, en caso no tengás solvencia, es para gastos esenciales.
Si las pensás usar para darte ciertos gustos es mejor que lo pensés dos veces y nunca las usés si tenés el efectivo para pagar lo que necesitás, a menos que vos querás acumular puntos o beneficios y no tardarás en hacer los pagos.
Luego de saber todo esto ¿Qué has decidido usar? Cual sea tu decisión no olvidés planificarla detalladamente. Llevar un presupuesto personal será de gran ayuda para no afectar gravemente tus finanzas.